Serpes cegasDurante toda mi vida me ha acompañado una pregunta a la que, aún a día de hoy, no he encontrado respuesta. Una pregunta que, a pesar de que presupongo es inherente a cualquier ser humano, revela, una vez más, la incoherencia de nuestro rol como animal social: ¿qué/quién soy realmente?.

Como si no fuera suficientemente grotesco estar rodeado de esa gente que, bajo el lema de «Yo soy», te golpea con su estandarte de cinismo social (el verdadero paradigma de la mujer/hombre modernx), la incoherencia per se de esta pregunta viene unida a una férrea, y completamente aprendida, condición que te hace creer que la mejor «forma de ser» es la que viene estipulada en el manual del mediocre. Y mientras perdemos el tiempo en convertirnos en lxs borregxs que nunca quisimos ser, las contradicciones se van apoderando poco a poco de nosotrxs mismxs y una crisis existencial innata subyace y se manifiesta en torno a más preguntas: ¿Soy lo que los demás esperan de mi o lo que en realidad me gustaría hacer?, ¿Soy mi formación profesional, mi formación intelectual o mi formación personal?, ¿Soy mi comportamiento social o mi comportamiento íntimo?, ¿Soy mis ideales o mis acciones?, ¿Soy mi sensibilidad o mi fuerza?, ¿Soy bueno o malo?… ¿Soy todo lo (d)escrito anteriormente o en realidad estoy subyugando mi verdadero yo a mi día día?.

Puede ser que, inmerso en una sociedad en donde el tiempo es el verdadero bien a conseguir, sea el reloj el verdugo de tu propia consciencia.  Si es así, enhorabuena, ya no tendrás tiempo de plantearte estas cuestiones. Mientras tanto, unxs pocxs seguiremos intentando dar respuesta a algo que sabemos que no tiene solución. A darnos cuenta, poco a poco, de que lo único permanente en nosotrxs es el cambio.

Y es que, este continuo cambio, esta búsqueda innata de nuestro propio yo es la base del tebeo que tenemos entre manos. Un cambio permanente que va convirtiendo ideales en pragmatismo, libertad global en jaulas individuales, revolución en cinismo, política en manipulación y huída en guerra. Un continuo cambio unido a una búsqueda individual que, disfrazada de búsqueda personal, va allanando, poco a poco, el «camino del infierno» de un personaje que está escapando de si mismo, Ben Koch. Un «lobo solitario» apátrida que busca redención a través de una venganza, sin saber que no hay sensación más amarga que la de llevarla a cabo. Venganza que tiene como objetivo otro hombre con mil nombres, Curtis Rusciano. Un manipulador nato que ha olvidado hace tiempo quién es y cuyo odio hacía si mismo y hacia los demás parece atraer, a la vez que provocar repulsa, a nuestro personaje principal. Pero la búsqueda no acaba aquí, ya que en esta persecución a tres bandas falta el personaje que aporte verosimilitud a la historia; un hombre enigmático, con un oído muy fino y una intuición sobrenatural que convertirá la fantasía en la autentica realidad.

Una realidad en donde se respira derrota en cada página. Desde la crisis existencial de nuestros protagonistas hasta el ambiente de un, aún deprimido, Nueva York de 1939. Una realidad que esconde, tras un enorme trabajo de documentación y un más que notable trabajo gráfico, gran parte de la historia reciente de España y la historia del siglo XX. Una historia marcada por esas serpientes ciegas que viven bajo tierra en todos los continentesy que pocxs son capaces de verlas. Casi nadie las conoce pero ellas, en la sombra, deciden, por nosotros, el futuro de la humanidad.