Reabrimos estas reflexiones post-club después de mucho tiempo sin publicar para que os enteréis de todas las teorías conspiranoicas que vomitamos en nuestras sesiones. El último miércoles de cada mes, un número indefinido de aguerridxs lectorxs nos enfrentamos a un nuevo reto en forma de tebeo con el que demostrarnos, a nosotrxs mismxs, que no hay temática, origen, número de páginas, estilo… cómic que nos haga temblar el rabillo del ojo. A nuestros tebeos no les damos un solo segundo de respiro. Y a vosotrxs tampoco, por eso, aquí están, de manera resumida, esquemática y caótica nuestras disertaciones sobre Lex Luthor:
Empezamos la sesión mostrando nuestro más profundo desconocimiento de la idiosincrasia del personaje. Y ya no solo del archienemigo de Superman sino de la propia historia del Kriptoniano, de la que tenemos más conocimiento por la infinidad de series de TV y peliculas que se hicieron sobre su persona que por las series mensuales y/o tomos autoconclusivos que cayeron en nuestras manos. Presuponiendo que nuestro bagaje televisivo era suficiente como punto de partida, nos enfrentamos al reto de conocer la historia de Kal-El desde el punto de vista contrario sin saber, tan siquiera, que nos deparaba la historia de Lex. Este desconocimiento doble se volvió inmediatamente en nuestra contra cuando descubrimos la lectura: difícil, confusa y por veces errática. Con muchos personajes desconocidos, que intuímos cercanos al mundo de Superman, y una historia que termina dejándonos más preguntas que respuestas. No fue hasta que nos enfrentamos a una/s posterior/es lectura/s cuando descubrimos el concepto global de la obra, cuando supimos lo que «Luthor» podía llegar a ofrecer. Una trama complicada, bastante bien hilada (excepto por el encuentro con Bruce Wayne), reconocible y cruel que se refleja perfectamente a través de un personaje principal cuya ambigüedad hace preguntarnos por nuestra propia incoherencia.
Precisamente esa ambigüedad, provocada por la guerra interna y externa que persigue constantemente a Lex, es lo que realmente nos enganchó a la historia. Una ambigüedad que, a diferencia de otras obras, no pareció ejercer en nosotros ningún proceso de autoidentificación con los personajes. De hecho, las relaciones son tan extremas que tanto Lex como Superman nos provocaron repulsa. Uno por sus acciones y otro por su representación gráfica: fría, insensible y oscura que aporta mayor verosimilitud al monstruo contra el que lucha Luthor. Y aunque Luthor a nuestros ojos sea también un monstruo capaz de manipular, asesinar y comprar al mundo entero con tal de alcanzar su mayor objetivo, no podemos evitar relacionarlo con un nuevo David. A través de esta referencia mitológica reconocible, aunque mucho más simple que la que tenemos entre manos, nuestro David se enfrenta con su Goliath particular con la esperanza (Hope) de la Caja de Pandora como último recurso. Un hábil juego narrativo que en los lápices de Bermejo alcanza el status de impresionante.
Impresionante, como el resto de obras de estos autores. Y es que, aunque desconocíamos muchas cosas de dos de los personajes más reconocibles de DC, los autores eran habituales en nuestras lecturas. Sobre todo gracias a la adictiva e inconmensurable 100 balas, de la que hablamos largo y tendido en la sesión, Brian Azzarello había cambiado nuestra forma de ver el cómic adulto. Aunque fue otra de sus lecturas, que precisamente coincide con otro archiconocido villano, la que estuvo en boca de todxs durante hora y media. Y es que al final el gran ganador entre la eterna lucha entre Luthor y Superman fue el Joker que nos brindaron el mismo equipo creativo.