Después de tanto tebeo foráneo ya teníamos ganas de comentar un cómic nuestro. Un cómic con el que nos sintamos identificados en todos los niveles y con el que compartamos algo más que sensaciones y sentimientos. Un cómic que nos haga pensar y recordar qué/quién somos y a donde nos dirijimos.
Ardalén es ese cómic: Una BD que huele a mar y sabe a identidad. Una obra que nos enseña como es Galicia; con sus paisajes, su gentes, sus leyes y sus reglas no escritas. Un tebeo duro y a la vez amable que muestra los claroscuros de la sociedad rural gallega, llena de virtudes y defectos. Una novela gráfica que nos habla de la emigración desde un punto de vista diferente y onírico. Pero, sobre todo,… un llamamiento a la memoria; de los retornados, de los no retornados y de los que nunca se han ido. Un muestrario de vidas que conforman el amplio espectro de los «naúfragos de tierra». Comenzamos.
Después de la presentación de la basta obra de Miguelanxo; y también de una nueva compañera recién incorporada al Club, empezamos a comentar Ardalén por su aspecto más llamativo: la ilustración. Unas ilustraciones en las que se nota: por la profundidad de las imágenes, el uso del color y el espacio que ocupan en la viñeta; que son mucho más grandes en original. Comentamos también la paleta de colores utilizada (infinidad de tonalidades verdes, marrones y azules claros) que provocan que la obra sea muy terrenal y, a la vez, onírica (ya que se encuentren donde se encuentren, los personajes parecen estar bajo el mar).
Esta dualidad visual tiene que ver con el juego que, conscientemente, crea el propio autor y que va a delimitar nuestra propia interpretación del cómic: ¿Se trata de una historia real o imaginaria?. Con esto como base, fuimos preguntando a cada uno de nuestros miembros su opinión, basándonos en que: como historia real, podría decirse que el protagonista tiene alzheimer y sus recuerdos están desquebrajados por la propia enfermedad. Y como realismo mágico, tendríamos los recuerdos de diferentes personas, mecidos por el océano atlántico, en la mente de Fidel.
Después del consiguiente debate que acabo con un 75% a 25% a favor de la historia real… no hubo tiempo para más. Nos vemos en la siguiente lectura.