Texto de Salvatore Callerami. Ilustraciones de Antonio Fassio.

Editorial Shockdom

Decía Séneca que “es preciso fortalecer el ánimo con ejercicios perseverantes que lleven a desterrar todas aquellas creencias sobre el mal de la muerte”.  Por eso me parece tan adecuado este tebeo para los niños de tercero de primaria y cursos superiores, porque el autor ha descubierto la manera de contar una historia difícil de una manera creativa, efectiva y nada edulcorada.  Aunque el tema de la muerte es potencialmente perturbador, la historia se desarrolla bajo la perspectiva de las hadas, que exponen delicadamente lo que significan las emociones que provocan los recuerdos en los seres humanos.

El Guión

Wema es una pequeña esencia de diente de león generada por Jua, uno de los espíritus de la valentía, porque en el mundo de Dandelion se nos narra que entre las personas viven los espíritus de las setas, de las tormentas, de las aguas, de las zarzas, de los copos de nieve.  Así que cuando la encantadora Wema abre los ojos al reino de los espíritus y al de los humanos debe de aprender cuál es su papel como emisaria de los sueños cumplidos,  porque sabe que cuando un humano sopla un diente de león y pide un deseo es ella quien debe de atenderlo.  

Los humanos somos muy de pedir deseos lanzando monedas en las fuentes, rezando a las estampitas de los santos, soplando las velas de la tarta de cumpleaños, encendiendo cirios eléctricos en las iglesias. Creo que los deseos son la esperanza de los anhelos más secretos e irrealizables, un refugio ante la  impotencia de aquello que no podemos conseguir a través del esfuerzo, y a veces quienes se ven con menos capacidad de acción son los niños. Por eso la primera petición que escucha Weena no puede resolverse de forma positiva porque está más allá de las leyes del mundo, pero ella a su vez está empeñada en que el gato enfermo de la pequeña Elisa no se muera, para poder cumplir con su cometido de portadora de esperanza.  

Pero en Dandelion hay una historia troncal: lo que comienza como una aventura de Wema pronto se convierte en un misterio porque hay un mal espinoso y cataclísmico en el bosque, un secreto espinoso que remueve el bienestar de los seres de los mitos. Así que espero que no tarde en lanzarse el segundo volúmen, porque el argumento promete.

Dandelion es una medicina para el alma de las niñas y niños de 8 años en adelante, pero este tebeo –que no es un cuento de hadas, es un cuento CON hadas-  es lo suficientemente creativo como para gustar también a los adultos.

La ilustración

El dibujo es precioso.  El estilo de Fassio se adecúa a la historia narrada. La línea es suave, detallista, atendiendo a la expresiva fisonomía de los personajes y a la exuberante cosmogonía feérica. La paleta de colores es explosiva pero se ejecuta con delicadeza, así que al abrir el cómic pareciera que se abre una perla clara pero irisada, un producto lleno de vida que nos acompaña en algo tan visible como las estaciones del año y tan inasible como los sentimientos.

En resumen: se dice que leer es divertido, pero no es necesariamente cierto. Esto no es un Mortadelo, y la mayoría de los tebeos no son cosa de guasa. Pero leer suele ser emocionante. Y eso es lo mejor de todo, caramba. Conmoverse, cerrar un cómic y sentir que se queda el poso dentro, así como Dandelion deja su pequeño diente de león.

Molaridad: 7,5 (hago una pequeña rebaja por la traducción, ya que hay alguna errata)

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